Viajar a Verona supone dar un paseo por su pasado romano, pudiendo contemplarse varios de sus vestigios como la Arena, el Teatro Romano, la Puerta de los Borsari y el Arco de los Gavi.
En el antiguo foro romano se halla actualmente la Plaza delle Erbe en la que se pueden ver dos bellas columnas, la del Mercado y la de San Marcos, junto con la Fuente de Madonna.
Algunos palacios de interés son el Palacio Comune, que acoge al Tribunal de Justicia, el Palacio del Capitano y el Palacio del Gobierno, entre otros. Además, puede realizarse una visita al Palacio de Pompei, que contiene el Museo de Historia Natural.
Como monumentos civiles destacan el Castel San Pietro, enclavado en el teatro romano, la Puerta de San Jorge, de 1525, y el Castelvecchio, que acoge al Museo Cívico de Arte.
El Duomo, construido en el año 1100, posee como máximos encantos su portada y un Campanario de Sanmichele del siglo XVI.
Se distinguen, también, la Iglesia de Santa Elena, construida encima de restos paleocristianos con un pórtico del siglo XV; y San Fermo Maggiore, que se compone de dos iglesias, la inferior de estilo románico posee tres naves con frescos de los siglos XI-XIII; y el templo superior, con vestigios del claustro románico y un campanario.
Como curiosidad, es necesario visitar San Francesco al Corso, porque en su cripta se puede contemplar el sarcófago que según la leyenda es de Julieta, protagonista del drama de Shakespeare, «Romeo y Julieta».